La Ley del Montes

Redacción: El Heraldo

Querido Niño Dios, aunque sé que vas a estar muy ocupado en esta Navidad y no tendrás mucho tiempo para leer esta carta con una lista de regalos, permíteme abusar de tu confianza para hacerte algunas peticiones para varios personajes de la vida nacional. Ellos –pero sobre todo el país– sabrán agradecerte tu bondad y generosidad, al tomarte la molestia de traerles los presentes que a continuación te pido. No escatimes en gastos que –aunque la mano está dura y el año entrante se pondrá peor– puedes estar seguro de que bien vale la pena el sacrificio.

Espero no causarte molestias con esta carta y deseo que esta noche pongas en sus casas, al pie del Árbol de Navidad, los regalos que te pido para ellos a continuación:

Luis Fernando Velasco: al ministro del Interior tráele una camioneta diésel, porque desde que llegó al gabinete de Petro se olvidó del incremento exagerado del precio de la gasolina, que era su caballito de batalla cuando era congresista. Como ahora tanquea sus carros con nuestra plata, Velasco ya no se acuerda del precio de la gasolina. También regálale tiquetes gratis durante el próximo año para que vaya al Cauca, su tierra, donde sus habitantes viven la zozobra de las masacres cometidas por alias Iván Mordisco y sus secuaces. Unas gotitas de valeriana no le caerían mal para que le baje los decibeles a sus gritos cada vez que los congresistas le hunden un proyecto al gobierno.

Laura Sarabia: a la doctora Sarabia debes traerle varios regalos, debido a sus múltiples funciones en la Casa de Nariño. Como directora del Departamento de Prosperidad Social, déjale sobre su escritorio una chequera lo suficientemente abundante como para repartir plata a manos llenas, como si el presidente Petro estuviera en campaña por su reelección. Tráele también un buen juego de maletas lo suficientemente grandes para que pueda guardar los dólares que ahorra cada vez que viaja al exterior con Petro. Como todos sabemos, los funcionarios públicos reciben sus viáticos en efectivo. ¿O no? Regálale, Divino Niño, una buena colección de pavas playeras, para cuando se reúna con los “cacaos” en Cartagena.

Verónica Alcocer: a la primera dama tráele toda la colección de la banda 19 de marzo y de la Juvenil de Chochó, para que no pierda la costumbre de bailar porro y guapirrear de vez en cuando, sobre todo, con ese frío que se siente en la Casa de Nariño a media noche. Que no le falte este año que está por comenzar bronceadores y bloqueadores, para que pueda disfrutar en absoluto relax de la tranquilidad de la Casa de Huéspedes de Cartagena, su sitio preferido desde que su esposo llegó a la Presidencia. Ni se te ocurra despedir a Nerú, masajista oficial de la primera dama, porque su trabajo es indispensable para que Verónica se mantenga siempre de buen humor. Si es posible y la situación lo permite, a Nerú mejórale su contrato de 30.000.000 para que se sienta más contento.

Roy Barreras: al flamante embajador en Londres y futuro candidato presidencial por el petrismo –o por cualquier otro partido, en caso de que Petro siga en picada en las encuestas– tráele, querido Niño Dios, una edición de lujo de su próximo libro: “Yo y el Rey Carlos III de Inglaterra”, en ese orden de importancia. El libro –de 765 páginas– narra con todos los detalles los 5 minutos que duró su encuentro con Su Majestad el día que presentó credenciales como embajador en el Palacio de Buckingham. Con su prosa refinada y haciendo gala de un humor inglés, propio de sus antepasados “cundivallecaucanos”, Roy se explaya en la narración de los 5 minutos más importantes en la vida del Rey Carlos III y también en la vida de Roy, por supuesto. Amigos de Roy cuentan que después de publicado el libro, nada de raro tendría que su nombre empiece a sonar para el Nobel de Literatura. “Si Gabo pudo, ¿por qué yo no?”, dicen sus amigos que afirma Roy, mientras disfruta del té de las 5 de la tarde en su despacho.

Gustavo Petro: tráele, por favor querido Niño Dios, un despertador bien potente que lo despierte a las 5 de la mañana, como a la inmensa mayoría de los colombianos, para ver si logramos que cumpla su agenda diaria sin contratiempos. Consíguele un buen expendedor de café, para que no le falte su dosis personal diaria y así se mantenga activo en todo momento. Obviamente que debes traerle este año, al igual que en los anteriores, un buen cinturón y un par de zapatos Ferragamo. Te suplico que le traigas también la última edición del diccionario de la Real Academia de la Lengua, que incluya la versión digital con corrector ortográfico, para ver si en el 2024 puede escribir aunque sea un solo trino con buena sintaxis y sin errores gramaticales.

Francia Márquez: a la vicepresidenta tráele este 24 de diciembre una flota de helicópteros que la puedan trasladar los fines de semana al Cauca, su tierra natal, sin tener que pasar por aquellos municipios azotados por cualquier cantidad de masacres. Por favor, tráele este año un traductor personal de swahili, que la ayude en su proceso de aprendizaje de esta lengua africana que tanto le apasiona. La vicepresidenta es una alumna aventajada, pero sospecho que ella entiende el idioma, pero le falta hablarlo con fluidez. Tiene que soltarse un poco más a la hora de sostener una conversación en swahili. Pregúntale, querido Niño Dios, si ya inauguró el Ministerio de la Igualdad, porque nosotros los colombianos todavía no nos hemos enterado de su puesta en marcha..

Álvaro Leyva: al canciller de la República tienes que traerle con urgencia el último modelo de la Harley Davidson, así como un par de obras de Botero, Picasso y Obregón, para ver si vendiéndolas le alcanza para pagar la multa que nos van a imponer, después de que el país pierda la demanda que interpondrá la firma Thomas Greg & Sons, por cuenta de haber perdido el negocio de los pasaportes. Está visto –como consta en los avalúos que mostró el propio Leyva– que ni la moto que tiene, ni los cuadros que luce en su casa –avaluados en 10.000.000 de pesos– le alcanzarían para pagar la multimillonaria multa, que podría pasar de los 115.000 millones. Y como el canciller es un hombre muy ilustrado, que manda a leer a las congresistas que lo citan a debates de control político, tráele por favor la última edición de la Urbanidad de Carreño. Es probable que la edición original se le haya extraviado o se le olvidó, en especial el capítulo que se refiere al trato “cordial y respetuoso que se le debe dar a las damas”.

Guillermo Alfonso Jaramillo: en esta Noche Buena, querido Niño Dios, ponle en su almohada al ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, su diploma que lo acredita como médico especialista en cirugía cardiovascular de una universidad sueca. Ese documento serviría para aclarar las versiones que circulan y que ponen en duda sus estudios en ese país. No estaría de más que le regalaras un curso intensivo de sueco, por si algún periodista fastidioso se le ocurre entrevistarlo en ese idioma. Tráele también varias toneladas de mermelada, para que se las reparta a aquellos congresistas que respaldan la reforma a la salud, motivados únicamente por sus convicciones.

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